Las elecciones al Colegio de Médicos de Madrid tienen unas lecturas que me parecen muy interesantes y que sorprendentemente nadie hace. Veamos:
En Madrid hay unos 35.000 médicos.
Se han presentado 4 candidaturas.
Una de ellas, la del Dr. Manuel Cabeza, a la sazón Presidente del Sindicato CSI-CSIF y médico de familia, ha obtenido la impresionante avalancha de votos de 72. Si, si 72. Vamos que no le han votado ni los amigos, si es que los tiene (menos teniendo en cuenta que en la plancha de su candidatura iban 13 personas). Im-Presionante. El 0,2% del electorado. 5,5 votos por persona de la candidatura.
La candidatura de Guillermo Sierra ha obtenido 1.101 votos (3%). Esta candidatura estaba apoyada de forma expresa entre otros por Rafael Bravo y también la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria.
La candidatura de Carlos Amaya ha obtenido 1.571 votos (4,48%). Contaba en su plancha con gente conocida como Vicente Baos o Ana Mª de Santiago y con el apoyo expreso de la CEMS, la FEMYTS, SEMERGEN y los MIR de Madrid.
Por último la triunfadora, la Dra Fariña que ha arrasado con 3.833 votos (10,9%) (más que todos los demás juntos) y que contaba con el claro apoyo del Partido Popular.
Sorprende que después del batacazo de los perdedores (y por ende, de los que han manifestado públicamente su apoyo a las candidaturas no ganadoras) no hagan un ejercicio de autocrítica y de valoración de lo sucedido. Silencio administrativo
En vista que no lo hacen y desde fuera, lo primero que se me ocurre es “que una cosa es predicar y otra dar trigo”. Porque, que la capacidad de convocatoria y de movilización de los mencionados sea tan ridícula (obras son amores y no buenas razones) parece poner en duda la representatividad de esas sociedades y de ciertas personas que desde sus atalayas imparten consejos y dictan doctrina. Pero a la hora de la verdad no les hace caso ni dios.
Porque conseguir 100 votos por persona (casi todas las candidaturas son de 13 miembros) no parece una labor epopéyica y extenuante, a poco que uno se movilice. Y que nadie argumente que el Colegio no interesa a los médicos, que si fuera así, primero no se hubieran presentado los que se han presentado y segundo no hubiera concitado tanto posicionamiento explícito.
Lo que falta es capacidad de convocatoria, capacidad de trabajo para convencer y conseguir los votos. En resumen mucho nombre, mucha sigla y detrás humo.