Acabo de renacer de mis cenizas.
Uno tiene el ego un poco alicaído al darse cuenta que es una piltrafa. Me gusta el vino y en la cama soy un desastre. Tantos años llevando esta cruz. Porque yo me tomaba una copita de vino antes de… (ya sabéis, para mejorar el ambiente como hacen en la peli) y otra después… (para olvidarme de la inevitable comparación con lo que seguía en la peli).
Pero ahora el ave fénix ha resurgido.
Mis coitos son entre “adecuados” e “ideales” (sin llegar a esa vulgaridad de “demasiado largo”. Ya decía Terence Moix que sudar haciendo el amor era lo contrario al glamour) según el estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine por Eric Corty (gracias macho, nunca sabrás las depres que has solucionado) y encima me puedo tomar las copitas de vino porque es lo mejor, junto al coito, desde el punto de vista cardiosaludable según Kenneth Mukamal de la Harvard School of Public Health de Boston.
Si es que la naturaleza es sabia. Con lo que gustan las dos cosas, malo, lo que se dice malo, no podían ser.
Sólo dos dudas de los dos estudios. Como se miden estas cosas. La gente va con cronómetro incorporado que se pone en marcha justo en el introito vaginal? Y la otra. Recomendar 30 gr de alcohol al día, que viene a ser media botella de vino todos los días, no es un poco mucho? Yo prefiero guardar la dosis para las ocasiones. Mas ahora que en vez de beber para olvidar beberé para celebrar lo “ideal” de los resultados.
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