Enmarcado en la línea actual de promoción de la seguridad de los pacientes que tiene su origen en la Unión Europea y que en forma de cascada va descendiendo hasta llegar a nuestras organizaciones, se ha publicado el estudio APEAS.
Me ha llamado la atención lo poco que se ha hablado de él ya que una lectura del mismo con una calculadora al lado le provoca a uno, una sensación extraña.
Las principales cifras del estudio estiman que alrededor de “2 de cada 100 consultas realizadas en Atención Primaria puede hablarse de un efecto adverso sobre el paciente como consecuencia de la intervención sanitaria. En más de la mitad de esos pocos casos de efectos adversos (54,7%) las consecuencias para el paciente son leves o muy leves y sólo en un 7,3% de los casos la complicación se ha considerado grave (por ejemplo, ha requerido hospitalización)”.
Coger la calculadora y pensar que si en una consulta media que vea 30 pacientes al día (que nadie se mosquee si ve más) en un mes se realizan 600 consultas y en un año 6600 (descontado el mes de vacaciones) los números que me salen son: Al año se producen unos 132 efectos adversos por médico de los cuales casi 10 son considerados graves. Vamos, que mandamos al hospital casi a uno por mes a consecuencia de un efecto adverso.
Teniendo en cuenta que yo, que soy un torpe y habré contribuido a ese 2% con una cifra superior, resulta que podría estar en el juzgado cada 4 semanas.
No sé que pensaran los de las compañías de seguros que se dedican a la responsabilidad civil pero me temo que las pólizas van a subir el año que viene y no te digo nada del chollo que se les ha planteado a esas desinteresadas organizaciones como "la asociación de afectados de errores médicos" o similares.
Vamos a pasar de gestionar la incertidumbre a la certidumbre de que” la hemos cagao”.
Supongo que el Ministerio habrá pensado en las sesiones de psicoterapia y de grupos Baling que habrá que poner en marcha tras el acumulo de crisis personales que se van a desencadenar por no mencionar las bajas por depresión que se avecinan.
La verdad es que tampoco hay que extrañarse visto el ritmo de publicaciones que ponen de manifiesto lo inseguro del manejo de muchos fármacos.
Pero hay una cifra que sí que hay que tomarla en serio: “también son una causa importante los problemas de comunicación entre paciente y profesional sanitario (un 24,6% del total)”
Eso supone que 1/4 de los problemas se deben a que no se resuelve bien un aspecto básico de nuestro trabajo que es la comunicación con el paciente. En este campo si que podemos trabajar y tomar medidas.
3 comentarios:
Pues ya que me lo pones así, no hace muchas fechas "el hombre de verbo rápido", Rafa Bravo, colocaba un post anunciando un congresillo sobre el tema a celebrar en Donostia (lo siento) en el mes de junio, creo que sobre el 13.
Se puede poner interesante, deberé tragarme los mocos antes de compartir c o departir con los organizadores, lo mejorcito de cada casa.
Todo sea por el objetivo final, la defensa de la seguridad de los pacientes
Todas las consideraciones de este grupo de trabajo habría que tomarlas en cuenta puesto que nos lleva a reflexionar sobre lo que hacemos mal sin tener conciencia de ello...la reflexión sobre nuestro quehacer diario lleva implícito la humildad de la que difícilmente hacemos gala. Por otro lado la "inseguridad del paciente" no lleva implícito negligencia..
No se muy bien la metodología con la que se ha hecho el estudio. Pero parece evidente que en las condiciones en que se trabaja en AP puedan ocurrir efectos adversos. Eso en parte depende de nuestra actitud o formación pero también mucho más de que la medicina precisa de un cierto sosiego. Solo repasar la lista de problema, los fármacos activos, las discriminar la demanda lleva un tiempo mínimo si se quieren hacer las cosas bien (y ese caso también habría riesgos). El asunto es que vamos mucho más deprisa y eso aumenta los riesgos que asuminos. Eso supone que hay que reivindicar un tiempo mínimo por proceso y un máximo de pacientes al día, como ocurre en el ámbito hospitalario. No podemos asumir todo, sin ningún tipo de demora con la presión de hacerlo segun lex artis. Es de locos. Y a pesar de eso lo hacemos cada día.
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