domingo, 26 de octubre de 2008

Alteraciones del carácter

El cambio de hora


No puedo más. Lo confieso. Cada vez que cambiamos del horario de verano al de invierno o viceversa, se me altera el carácter.

Pero no porque note un cosquilleo en mis bioritmos, que en verdad no noto nada, sino porque estoy hasta los mismísimos higadillos de tener que soportar la misma cantinela, el mismo artículo en todos los periódicos. Da lo mismo prensa, radio o televisión, que te van a contar las mismas paridas dos veces al año.

Pero si a eso le sumamos lo del

Síndrome postvacional

o los maravillosos reportajes del día después de

la lotería de navidad

comprenderéis que tenga sentido mi propuesta. Voy a empezar una recogida de firmas para que se promulge una ley prohibiendo que en los días y fechas señaladas nos vuelvan a martirizar con el mismo rollo de siempre. Lo más que toleraremos es una breve mención a pie de página remitiéndonos a la información del año cachupín y que, oh! qué casualidad, conserva toda su vigencia y actualidad.

La propuesta se basará en criterios de salud pública ya que creo que está afectando a más de uno.

Mierda!. Me acaba de llamar un periodista, que ha tenido conocimiento de esta iniciativa, para realizar un reportaje sobre como afecta a las personas los artículos repetitivos en fechas fijas del calendario.

San Francisco de Sales, patrón de los peridistas, protégenos. Te lo pedimos, Señor

No hay comentarios: